La estrategia se centra en medidas para certificar, notificar y controlar las emisiones de los vehículos pesados
Los camiones, autobuses y autocares utilizarán menos combustible y emitirán cantidades inferiores de dióxido de carbono (CO2) gracias a una estrategia adoptada por la Comisión Europea. Este tipo de vehículos pesados origina en torno a la cuarta parte de las emisiones de CO2 procedentes del transporte por carretera de la UE.
Se prevé que, de no tomarse medidas, las emisiones de los vehículos pesados en el periodo 2030-2050 se mantendrán próximas a los niveles actuales, que resultan insostenibles. “Hoy estamos dando los próximos pasos para reducir las emisiones del transporte por carretera. En primer lugar se regularon los automóviles y las furgonetas, y ahora podemos comprobar los resultados: se han reducido las emisiones, la contaminación atmosférica de las ciudades está disminuyendo y los consumidores disponen actualmente de vehículos innovadores de bajo consumo. Por ello pasamos ahora a los camiones y los autobuses”, ha señalado Connie Hedegaard, Comisaria de Acción por el Clima.
“Esta estrategia esboza nuevas medidas que, con el tiempo, ayudarán a reducir las emisiones de CO2 de estos vehículos, ahorrarán dinero a las empresas y harán que la UE sea menos dependiente de las importaciones de petróleo”. Las emisiones de CO2 de los automóviles y furgonetas nuevos se están reduciendo favorablemente mediante normas de la UE de reciente aprobación y la estrategia que se ha presentado es la primera que aborda las emisiones procedentes de los vehículos pesados.
Puntos clave
La estrategia se centra en medidas a corto plazo para certificar, notificar y controlar las emisiones de los vehículos pesados. Se trata de un primer paso fundamental en la reducción de las emisiones, pues la posibilidad de establecer comparaciones entre los vehículos pesados ha sido difícil hasta la fecha, debido, en gran medida, a la gran variedad de modelos y tamaños de camiones existente. Estos se hallan muy adaptados a las necesidades del mercado y se producen en cantidades mucho menores que los coches y las furgonetas.
La Comisión ha creado un instrumento informático de simulación, denominado VECTO, para medir las emisiones de CO2 de los vehículos nuevos. Con el apoyo de este instrumento, la CE tiene la intención de presentar propuestas legislativas el próximo año, que obligarán a certificar, notificar y controlar las emisiones de CO2 procedentes de los vehículos pesados nuevos. Ello contribuirá a un mercado más transparente y competitivo y a la adopción de tecnologías más eficientes desde el punto de vista energético.
Cuando esta legislación esté en vigor, la Comisión podrá pensar en nuevas medidas para reducir las emisiones de CO2 procedentes de los vehículos pesados. La opción más evidente consiste en fijar límites obligatorios para las emisiones medias de CO2 de los vehículos pesados de nueva matriculación, como se hace ya para los turismos y las furgonetas.
Otras posibles opciones son la creación de infraestructuras modernas que permitan la utilización de combustibles alternativos para los vehículos pesados, la aplicación de tarifas más inteligentes por el uso de las infraestructuras, un uso coherente y efectivo de la fiscalidad de los vehículos por parte de los Estados miembros y otros mecanismos de mercado. Se realizará una evaluación de impacto para determinar la opción u opciones más rentables. De los estudios realizados durante la preparación de la estrategia se desprende que, utilizando tecnologías punteras, es posible reducir de modo rentable al menos un 30 % las emisiones de CO2 procedentes de los vehículos pesados.
Contexto
Las emisiones procedentes de los vehículos pesados representan aproximadamente una cuarta parte de las emisiones del transporte por carretera y el 5 % del total de las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE. La evaluación de impacto en la que se basa la estrategia aplicable a los vehículos pesados muestra que las emisiones de CO2 procedentes del transporte realizado con este tipo de vehículos creció alrededor de un 36 % entre 1990 y 2010.
Los pronósticos basados en una situación sin cambios estratégicos ponen de manifiesto que las emisiones procedentes de los vehículos pesados de la UE se mantendrían, en el periodo de 2030-2050, próximas a los niveles actuales y, por lo tanto, aproximadamente un 35 % superiores a las de 1990. Ello es claramente incompatible con el objetivo de reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero procedentes del transporte en torno al 60 % de los niveles de 1990 de aquí a 2050, tal como figura en el Libro Blanco del Transporte y la Hoja de ruta hacia una economía hipocarbónica competitiva en 2050, publicados ambos por la Comisión en 2011.
Fuente: nexotur.com